sábado, 29 de septiembre de 2007

Descabezado

Descabezado

Los barras dispusieron de una zona liberada para llegar hasta donde estaba Marini. Pimpi lo agredió y tuvieron que entrar los jugadores para separar. Un club sin rumbo.

ROMAN FIORI rfiori@ole.com.ar

"Acá mandamos nosotros", le gritó el capo al DT, que confirmó ayer su renuncia.
"Acá mandamos nosotros", le gritó el capo al DT, que confirmó ayer su renuncia.

No daba para más. Los momentos previos a la renuncia de Marini no dejaban margen para otra decisión. Después de la derrota en el clásico, los barras esperaban al entrenador a metros de Eduardo López, presidente del club: hubo trompadas e intervención de los jugadores. Después, los violentos reagruparon gente y quisieron entrar al vestuario: el DT debió irse en patrullero. Ayer oficializó su desvinculación del club luego de una reunión sintética con López.

Apenas entró al vestuario, a Pablo Marini lo recibió Eduardo López. El presidente, que se jacta de nunca echar a un técnico ("O renuncian o los echa la gente", suele repetir en estas ocasiones que ya conoce 18 veces en 12 años de gestión), lo dejó con un mensaje tranquilizador: "Quedate tranquilo, mañana hablamos", le habría dicho. Entonces, el DT fue a poner la cara ante la prensa. Al dejar la sala de conferencias, el gimnasio (paso obligado hacia el vestuario) estaba colmado por 20 barras que no paraban de increpar al técnico sin un policía a la vista: les habían liberado la zona. El DT ingresó al consultorio médico, habitación que separa el gimnasio del vestuario, donde estaban los jugadores. Pero los intrusos se metieron y la discusión subió de tono. Pimpi, jefe de la barra, le exigió la renuncia: "Andate, me cansaste, andate", le gritó, pero Pomelo le retrucó: "Me voy a hablar con el presidente. Vos no sos el que me va a echar a mí". "Acá mandamos nosotros, ¿desde cuándo son guapos los del cuerpo técnico?", tiró Pimpi, hasta que no mediaron más palabras: el barra le dio un cabezazo y el DT respondió con una trompada. El Pitufo Grioni, ayudante de campo, también se defendió ante el ataque de uno de los laderos de Pimpi. Los ruidos y los gritos hicieron que los jugadores de mayor experiencia intervinieran en defensa del cuerpo técnico, separando y pidiéndoles a los barras que salieran de la zona.

Afuera, en el playón del vestuario local, la situación también estaba pesada. Antes de la salida de los jugadores ya no quedaban policías (¿otro sector acordado a disposición de los barras?). Ahí, llegaron hinchas comunes que iban a descargar la frustración post derrota contra todos: Salcedo, Da Silva, Steinert, Donnet, todos eran insultados. Hasta Schiavi (el mejor leproso del torneo), que llegó de la mano de Marini, ex compañero en Argentino de Rosario, fue hostigado feo. "Sacalos por acá", le exigían los barras al encargado de seguridad del plantel. Había violencia para todos... "Salgan porque se las van a agarrar con ustedes", dijeron los capos de la barra a los periodistas que estaban esperando, desprotegidos, únicos testigos de lo que sucedía. Mientras, la intención era que todos los integrantes del plantel salieran por el sector donde los aguardaban los insultos. Algunos dejaron el estadio por el vestuario del árbitro. Pero Marini y su cuerpo técnico seguían adentro. Pomelo, Grioni y Marcelo Manera, el PF, tuvieron que esperar un móvil de la policía para poder irse del Coloso sin ser agredidos otra vez. El final estaba anunciado. A Marini no lo echó López, ¿no?

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